General
Como profesionales del mundo de los neumáticos el Grupo Andrés ha recopilado los daños más frecuentes que se detectan en los neumáticos en la época estival:
- Mayor desgaste. Los componentes del neumático sufren mucho más por el uso en trayectos de largo recorrido y por las altas temperaturas que alcanza el asfalto, que llega hasta 10 grados por encima de la temperatura ambiente.
- Deformación. El desgaste es, en ocasiones, irregular debido a errores en la alineación, problemas de amortiguación o presión inadecuada. Por tanto, se observan deformación de las ruedas. Cuando el neumático adquiere forma ovalada y se desgasta más en la banda central es porque la presión es excesiva o la alineación de la dirección es demasiado abierta. Si el desgaste se produce en los bordes significa que la presión es muy baja, hay sobrecarga o una alineación va muy cerrada.
- Pérdida de presión. La disminución de la presión pueden deberse a la pérdida de los tapones de válvula.
- Mala amortiguación. Los amortiguadores se van degradando poco a poco y sin casi darnos cuenta repercuten en la duración del neumático, reduciéndola hasta en un 50%.
- Frenazos bruscos. En los atascos o en momentos en los que hay tráfico intenso en la carretera se comenten muchos errores de conducción que perjudican igualmente el estado de los neumáticos, como frenazos bruscos, cambios constantes de marcha, o incorrecto trazado de las curvas que puede provocar un esfuerzo extra de las cubiertas para sujetar el coche en el de
- splazamiento lateral.
- Distancia de frenado y aquaplanning. La presión baja también conlleva un aumento en la distancia de frenado y si añadimos suelo mojado, aumentan los riesgos exponencialmente y es el momento de temer al aguaplaning, ante el que debemos estar prevenidos durante las sorpresivas tormentas de verano.
- Menor adherencia al asfalto. Si la presión de las ruedas es demasiado elevada disminuye la capacidad de adherencia al asfalto con el peligro que eso conlleva además de hacer la conducción más dura e incómoda